miércoles, 22 de agosto de 2012

Dibujo y poesía... Desnudez




En esta doble vertiente que sigue Auralaria, homenajeando por un lado a la palabra y, por otro, a la imagen, os ofrecemos una toma de contacto con una colección de dibujos de José  Aledo, editada por Empireuma, y que involucra a un círculo de amigos del pintor muy cercanos a su obra: la poetisa Ada Soriano, autora de los textos que acompañan a cada uno de los 112 dibujos que integran los seis capítulos del libro (no se trata, precisemos, de poesía ilustrada, sino de ilustración poetizada), José Antonio Lozano, encargado de la edición y el prólogo, y el poeta José Luis Zerón, que cierra el trabajo de equipo con un profundo ensayo titulado "El sabio desnudo: la belleza palpitante de la imperfección", en el que pondera tanto el elíptico e inquietante decir de Ada Soriano como el bello y deforme humanismo de las imágenes del pintor. De momento, la obra se ha publicado únicamente en versión digital a través del blog de Muñoz Grau (http://www.mgrau.es/category/jose-aledo-sarabia/)

Desde aquí, felicitamos a todos quienes han tomado parte en este magnífico trabajo, en especial a Pepe Aledo, cuya nota a pie de obra reproducimos parcialmente  aquí con la esperanza de que para el lector sea insuficiente y ello le mueva inevitablemente a mirarse desnudo e inteligente en unos dibujos que  han alimentado todo un arte y modo de existencia en la indagación.    

"Acaban de ver lo mejor que he sido capaz de hacer. La créme de la créme de mi poética, el hombre en verbo ser y estar. El Homo sapiens en cueros, el "Sabio" desnudo. Hace más de treinta años que mis dibujos no hablan de otra cosa que del ser humano. Con nuestras miserias o nuestra patética grandeza. Seres en contingencia, en equilibrio inestable. Son y están para que les contemplemos, posan para tus ojos, desarropados, sin otra meta, ni fin".

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Mira... Piensa... Recuerda... Sueña...  (Auralaria)
                                                 



 Entras en mí como
una sombra que
desea retornar  a su
cuerpo. Nos
acoplamos.
Seremos uno, sin
partición.




Está tumbada.
Sueña.
La bestia la
conducirá al
paraíso donde
fornicar será lo
único que exista.
No hay nada más.
La luna no quiere
ser cómplice.



Me recuerdo sobre
el mar al lado de la
luna. Me aferro a los
orígenes del mundo.

Mientras sueño, mi
maestro también
sueña.
Soy parte de su
trayectoria.